Pedro Piqueras: “La primera película que vi con cierto uso de razón fue ‘Tres lanceros bengalíes’ en el cine Avenida”
/ El
periodista albaceteño recuerda que el primer cine al que acudió fue el
Productor A, en la calle Concepción / Dice de
José Luis Cuerda que es uno de los mejores cineastas españoles de todos los
tiempos / Del
panorama actual, subraya el talento de actrices como Laia Costa y Anna
Castillo, y califica de "maravilloso" el cine español /
Pedro Piqueras Gómez (Albacete, 1955) lleva más de media vida dedicado al mundo del periodismo. Aunque sus inicios fueron en la prensa escrita, en la redacción albaceteña del diario Pueblo, terminó convirtiéndose en una de las voces más populares de la radio pública, RNE y en la cara de los informativos de televisión, pasando por TVE, Antena 3 y Telecinco, siempre con puestos de responsabilidad. Pero en esta ocasión no habla de periodismo y medios de comunicación, ni siquiera de actualidad, sino que lo hace de cine, de sus primeros recuerdos en una sala cinematográfica, curiosamente, el Productor A, o de directores que le marcaron, como Bardem y Cuerda, o de actores como Sinatra, y de la situación del cine español.
-¿Cuál es la primera sala a la que acudiste a ver cine?
-El primer recuerdo de sala que tengo fue el Productor A, que estaba en la calle Concepción, pero en realidad mi primer recuerdo de ir al cine fue en un cine de verano, muy cerca de mi casa, el Avenida. Era una forma de alargar un poco la noche. Recuerdo hasta que comprábamos una gaseosa. Y además recuerdo perfectamente la primera película que vi con cierto uso de razón, me acordaré toda la vida, Tres lanceros bengalíes. Aunque en otra ocasión anterior, me llevaron mis padres a ver El bolero de Raquel, de Cantinflas, pero en esa ocasión me quedé dormido.
En realidad mi primer recuerdo de ir al cine fue en un cine de verano, muy cerca de mi casa, el Avenida. Era una forma de alargar un poco la noche. Recuerdo que hasta comprábamos una gaseosa
-En 1955, año en el que naciste, se estrenaron grandes películas, hubo una 'cosecha' notable. Por ejemplo, Muerte de un ciclista...
-Excelente película que, por cierto, he visto de nuevo hace poco. Estoy viendo un ciclo de Juan Antonio Bardem en FlixOlé y creo que debería ser casi, casi asignatura ver tres o cuatro películas de Bardem, desde Calle Mayor a La Venganza, y por supuesto, Muerte de un ciclista. Era un director fuera de lo común, era comunista y sus películas debían tener una moraleja en cuanto a sentido social. En lo que respecta a La Venganza, que se pasó de un año a otro para que no molestara al régimen franquista, nos daba la moraleja de que la paz es posible y el entendimiento también. El suyo era un cine muy moralista, pero a la vez era una maravilla, en Muerte de un ciclista hay escenas maravillosas. Bardem era un tipo excepcional, proscrito por el régimen franquista, y es más, La Venganza se estrenó sin el apoyo del régimen.
Estoy viendo un ciclo de Juan Antonio Bardem en FlixOlé y creo que debería ser casi, casi asignatura ver tres o cuatro películas de Bardem, desde Calle Mayor a La Venganza, y por supuesto, Muerte de un ciclista
-Ese mismo año se estrenó El hombre del brazo de oro, con Frank Sinatra, por el que tienes una especial predilección como cantante, ¿qué te parece como actor?
-Era un grandísimo actor. Tiene un Oscar de Hollywood por De aquí a la eternidad. Era un actor de carácter, se interpretaba a sí mismo, sí, como John Wayne, pero interpretaba más que John Wayne. Todo lo que ha hecho, como cantante o como actor, lo ha hecho de forma muy creíble siempre.
-¿Qué opinas del cine musical?
-Sí, me gusta, mira, la última que me ha gustado ha sido La La Land, y no me olvido de Siete novias para siete hermanos... pero La La Land me encantó.
-¿Cómo recuerdas esos años en los que tu familia sacaba el televisor a la calle para que el vecindario también pudiera disfrutar de ese invento que, a la larga, tanto te ha dado profesionalmente (y viceversa)?
-Eso sucedía en los primeros años sesenta. Lo primero que vi en ese televisor fue un partido de fútbol de España en el que jugaba Sanchís padre, contra Suiza, y luego, una corrida con El Cordobés. En aquellos años, las televisiones escaseaban, pero mi padre y mis tíos compraron un televisor en color, aunque no se podía ver en color. Mi padre lo sacaba al atardecer y por la noche, cuando ya no daba el sol, y lo ponía en la ventana, y cambió las relaciones. La gente se salía al fresco, con sus sillas, sus hamacas, se quedaba hablando hasta altas horas, y después con la televisión, se veían círculos en torno al televisor pendientes de lo que ocurría en esa pantalla, y luego seguían de tertulia. Era en la calle del Progreso, hoy de Luis Rosales, una calle sin asfaltar, con unos chalecitos de adobe que habían hecho para la Guardia Civil. Mi abuelo había sido guardia civil y tuvo acceso a una de esas casas. También recuerdo que veíamos algunos programas de Estudio 1...
-¿Y alguna película?
-No tanto películas como sí series. Recuerdo Los Invasores, en la que unos extraterrestres nos invadían sin que nos enteráramos. Eran igual que nosotros, sólo se distinguían porque tenían el dedo menique rígido. O Rin Tin Tin. Eran series muy ingenuas, la verdad, lo que era la época. No eran para pensar mucho, más allá. Era un mundo muy diferente.
-¿Te ha tentado alguna vez el mundo del cine? Tu nombre aparece en numerosos títulos de crédito, pero siempre como presentador de informativos...
Soy jurado de los Premios Berlanga al Humor, y siempre digo que estoy encasillado porque en las películas salgo interpretándome a mí mismo. Ya que no voy a ser galán, a lo mejor puedo hacer de viejecito venerable
-Soy jurado de los Premios Berlanga al Humor, junto con Antonio Resines, Fernando Trueba, José Luis García Berlanga... Y siempre les digo que estoy encasillado porque en las películas salgo interpretándome a mí mismo. Y les comento que ya que no voy a ser galán, a lo mejor puedo hacer de viejecito venerable, de abuelito y tal. A lo mejor, poco a poco para eso sí que me cogen (risas). Pero vamos, no sería un buen actor. Me he dedicado a otra cosa, aunque sí que hay cierta relación entre ponerse delante de una cámara o de otra.
-Escribiste la novela Colón a los ojos de Beatriz, ¿se pensó en alguna ocasión en llevarla al cine?
-No, sería muy difícil por costosa, y eso que es una novela que se cuenta casi toda en una pequeña casita de Córdoba. Pero como se hace referencia a la conquista de América y todo eso, ya saldría carita. Pero no, aunque sería un guion cinematográfico tal y como está escrita. Está escrita como guion, hay mucho diálogo... pero pensarlo nunca.
-¿Tienes tiempo para ir al cine?
-No, ten en cuenta que salgo a las 10 de la noche. Mi situación es que nunca puedo tomar una caña con unos amigos durante la semana, jamás. Y lo mismo con el cine, con el teatro, con un concierto, salvo en fin de semana. Entonces, hay que renunciar a cosas, y en este sentido ha sido al cine de estreno. Lo veo luego en mi casa, en una pantalla de televisión, algo grande, y me concentro bastante de esa forma, aunque nada como ir al cine.
-¿Crees que ha cambiado mucho el concepto de ir al cine?
-Sí, ahora se va a comer mientras se ve una película. Las palomitas han invadido el cine, y creo que no es un sitio para ir a comer y de paso, ver una película. Al cine hay que ir a ver una película.
Cinco lobitos, me ha gustado mucho, una especie de vuelta al neorrealismo en algún sentido, y al final es un peliculón, pero en gran medida por Laia Costa, que hizo Nieve negra y varias en Estados Unidos.
-¿Echas de menos algo en el cine de ahora?
-No, el cine que se hace ahora es maravilloso, acabo de ver la película Cinco lobitos, de una excelente directora que es lauda Ruiz de Azúa, y con una actriz que es maravillosa y soberbia, Laia Costa. Y lo mismo te digo de Anna Castillo; se están haciendo dos grandes actrices. Esa película, Cinco lobitos, me ha gustado mucho, una especie de vuelta al neorrealismo en algún sentido, y al final es un peliculón, pero en gran medida por esta actriz, que hizo Nieve negra y varias en Estados Unidos. Es una actriz de gran talla, en momentos de alegría, en momentos de sobrecogimiento. El cine español me parece que es muy bueno, es el que más me gusta, porque cuenta cosas que nos atañen. Pero a veces falta que se cuenten historias, a veces los guiones parecen poco cerrados, se echa de menos un Azcona, autores de guiones extraordinarios que había antes. Esa época del neorrealismo español en el que se contaban historias extraordinarias. Un poco falta eso, que el cine cuente más cómo somos, quizá es lo que falte.
-Y a José Luis Cuerda, ¿se le ha valorado suficientemente?
-Si me dices suficientemente, no sabría qué decirte porque yo lo he valorado muchísimo. A mucha gente y a mí nos parece que es uno de los grandes cineastas españoles de toda la vida, tiene una filmografía muy variada, Los girasoles ciegos, Amanece que no es poco, La viuda del capitán Estrada, en la que por poco hago un papel. Yo salgo en una, Tocando fondo, en la que Antonio Resines hacía el papel de un tío que se estaba aprovechando de la crisis, con su sobrino, que era Jorge Sanz, y yo era el tío que salía en la televisión, y decían ese tío es de Albacete y yo le conozco... hasta que un día dije que la noticia del día era que se había acabado la crisis, y él tira una zapatilla contra la tele, porque no quería que se acabara la crisis. Pero no fue la película redonda de José Luis. Ha hecho películas extraordinarias. Y mucha gente está encantada con la existencia de José Luis Cuerda. Aunque hay gente que no ha entendido Amanece que no es poco, ¡si es que no hay nada que entender, hay que verla, una y otra vez! Vas cogiendo matices, y te das cuenta de que todos somos como se ve en la película.
-¿Qué ha sido el cine en la vida de Pedro Piqueras?
-Te contaré que en el colegio mayor estaba en el grupo de los que íbamos a recoger las películas a Filmoteca Española, y era porque me gustaba tanto el cine que participaba de la organización de proyecciones de películas, y curiosamente, aunque proyectábamos películas de los grandes cineastas, cuando más se llenaba la sala era cuando poníamos películas de Tony Leblanc, de García Berlanga, las películas cómicas, como Tres de la Cruz Roja. He tenido una vida muy ligada al cine, entre otras cosas, porque el plan de los domingos era ir a una sesión doble en el Productor, luego me gustaba analizar las películas y he aprendido mucho con el cine.