Besos robados en el cine
Películas como Los diez mandamientos, La hija de Ryan, Sueño de Reyes, Danzad, danzad malditos o Un hombre llamado caballo no escaparon a la tijera del régimen en los últimos años del franquismo
Esperpéntico resultó el cambio en el doblaje de la cinta animada japonesa El gato con botas, donde se sustituyó el personaje patán de El principe heredero de España por El príncipe heredero de los gitanos, coincidiendo con la designación de Don Juan Carlos como futuro jefe del Estado
La censura en el cine fue una constante durante el régimen franquista. Conscientes del poder que las películas podían ejercer en el común de los mortales, El Pardo no dejó de controlar el séptimo de los artes, con diversas etapas a lo largo de sus cuatro décadas de ordeno y mando. Iglesia, familia y patria eran asuntos intocables. Y evidentemente, las tijeras de los censores de turno cometieron auténticas barbaridades con sus cortes, prohibiciones y doblajes...
Curiosa resulta la última etapa del franquismo. Aunque se produjo cierto relajamiento -que se presentó como "aperturismo"- con la llegada al Ministerio de Información y Turismo de Manuel Fraga Iribarne en 1962, y que colocó como director general de la Cinematografía y el Teatro a José María García Escudero, la destitución del político gallegó llevó hasta este potente organismo del régimen franquista a Alfredo Sánchez Bella, vinculado a la Asociación Católica de Propagandistas y al Opus Dei, quien aplicó con la máxima dureza la censura en el periodo de 1969 a 1973, circunstancia que se pueda comprobar ahora vistos los documentos emitidos por la Dirección General de Cultura Popular y Espectáculos, bajo el control, entonces, de Enrique Thomas de Carranza. Esos tijeretazos superaban con creces lo ridículo, con cambios en los doblajes -y, por lo tanto, en los argumentos, en las historias- esperpénticos.
El gallego 'aperturista' Manuel Fraga dio el relevo a Alfredo Sánchez Bella en el Ministerio de Información y Turismo.
Así las cosas, vale la pena hacer un repaso a algunos de esos informes emitidos por la Comisión de Censura, textos que llegaron hasta la Delegación Provincial de Información y Turismo en la provincia albacetense -como a las del resto de España- para que velara por su estricto cumplimiento de las "adaptaciones" propuestas.
Por ejemplo, la mítica Los Diez Mandamientos, película estadounidense de 1956, dirigida y producida por Cecil B. DeMille, fue "adaptada" por los señores de la censura en sus proyecciones de 1969, proponiendo, entre otras muchas cosas, la supresión del beso de Moisés y Nefertiti, así como el beso de Ramsés y la reina egipcia, y cualquier referencia en el diálogo a ese acercamiento amoroso. Otro pasaje que no pudieron ver los espectadores fue cuando Moisés, arroldillado ante Nefertiti, terminó dándole un beso. Por lo visto, la consigna era nada de arrumacos, porque se eliminaron otros, como el que protagonizaban Beka y la esclava.
De la misma forma, la tijera evitó danzas, orgías, bailes... y en uno de los momentos culmen de la película también actuó este control, exigiendo textualmente: "Suprimir desde el plano en el que Moisés, con las Tablas de la Ley, inicia la bajada del monte".
Pero hay muchos más ejemplos... En Los amores de Lady Hamilton (Italia, 1968) se tuvo que suprimir el "intento de violación"; en Los locos años de Chicago (EEUU, 1969) los censores exigieron la eliminación del "plano de trasero y del primer beso que aparece"; y en Sueño de Reyes (EEUU, 1969) se redujo la escena del matrimonio a su entrada y salida de la habitación, nada de "intimidad erótica".
Los agentes del orden tampoco podían mostrar debilidad, y como ejemplo, en América rugiente (Italia-España, 1969) se exigió la supresión de una escena en la que un policía recibía un golpe, y en Abre tu fosa, amigo, llega Sábata (Italia-España, 1971) se borró el plano de escote de la chica a la que se le veían los pechos, y en Atrapados en el espacio (Estados Unidos, 1969) se ordenó el relevo de la frase "hijo de puta por otra mejor sonante".
En uno de los clásicos del final de los sesenta, Danzad, danzad maltidos (1969, Estados Unidos) los espectadores no pudieron ver en la gran pantalla los planos de mujeres desnudas en las duchas, ni tampoco la escena de Rocky (Gig Young) y Gloria (Jane Fonda) a partir del momento en el que ella dice: "No me toques".
En Arizona Colt (Italia, 1966) los espectadores no escucharon por boca de uno de sus protagonistas cómo llamaba a otro "cabronazo", ni la frase: "El pastor como el Arcángel San Gabriel". En Anónimo Veneciano (Italia, 1970) se ordenó la eliminación de los "planos de efusión de la pareja en la hierba", y en Aeropuerto (EEUU, 1970), un clásico del cine de catástrofes, no se consideraron convenientes las alusiones a la "pildora", como tampoco se estimó pertinente que en Al rojo vivo (México, 1969) un plano de una chica que saltaba sobre una cama.
Curioso, ¿verdad?, como resulta estrambótico, a estas alturas, saber que en Besos robados (Francia, 1968) se cortaran las expresiones "meter mano" y "después de la muerte hacer el amor es una forma de compensar". O que en Bésame, tonto (Estados Unidos, 1964), esa joya de Billy Wilder, se suprimieran afirmaciones como "la familia que reza unida" o procura que entre lentamente", amén de diversos planos.
Pero fíjense hasta donde llegaba la tijera del censor que para El gato con botas (Japón, 1969), uno de los clásicos de la animación japonesa y entre los primeros trabajos del maestro Hayao Miyazaki, se solicitó la supresión, en la escena de presentación de los aspirantes a contraer matrimonio con la princesa, la frase "el príncipe heredero de España", don Florencio, proponiendo en su lugar "el príncipe heredero de Granada", aunque en el doblaje, finalmente, se dejó: "El príncipe heredero de los gitanos". Será porque en ese año de 1969 fue cuando Don Juan Carlos fue designado por el dictador como "príncipe de España" y futuro rey, y el personaje de la cinta de animación nipona era ciertamente patoso.
La expresión 'El príncipe heredero de España' no se vio apropiada para este personaje de 'El gato con botas'.
Otros tijerezados afectaron a películas como Fuga sin fin (EEUU, 1971), donde se solicitó que se borrara una escena "erótica" que se desarrollaba en un coche, suprimeidno "el mordisco y los jadeos iniciales", o en Cuenta atrás (Francia, 1971) se suprimieron todas los planos de una mujer desnuda, y en La noche del terror ciego (España, 1971) se obligó a cambiar la conversación "de las dos muchachas en el dormitorio, de forma que en toda la intervención (dentro o fuera del dormitorio) desaparezca cualquier referencia lesbiana y suprimir el beso del tren".
En El sol bajo la tierra (Italia, 1971) se eliminaron fases como "cobarde y mejicana" y se redujo "mucho" la paliza al protagonista, "sobre todo cuando le apalean y lo cuelgan" y se suprimieron todos los planos del "estrangulamiento del traidor cerrando su aparición con su voz en off: 'No, no me quieron morir'".
No se vio conveniente la desnudez de Richard Harris en 'Un hombre llamado caballo'.
Y para cerrar, dos clásicos muy populares que no se vieron exentos del censor. En Un hombre llamado caballo (EEUU, 1970) se suprimieron todos los planos de desnudo del protagonista (Richard Harris), "dejando solo los lejanos en que apenas tiene relieve la imagen". Tampoco se permitió el desnudo "del indio de espaldas, en primer plano", así como "los planos de desnudo de la india". Otro tijeterazo se dio "en la escena erótica de la cabaña entre la pareja protagonista", dejando solo "el beso final". Y como The End, La hija de Ryan (Reino Unido, 1970), donde se recortaron escenas en tres rollos. Así, "en la escena de cama de Charles (Robert Mitchum) y Rosy (Sarah Miles), suprimir cuando él acaricia el cuerpo debajo de la sábana, los quejidos y la expresión de ella y el momento de mayor acentuación erótica para pasar al final de la escena". En otro momento de la cinta se solicitó suprimir el plano en el que Randolph Doryan (Christopher Jones) "le coge el pecho" a Rosy (Sarah Miles). Y para cerrar, "en la escena de Randolph y Rosy en el bosque, dejar solo de las efusiones eróticas el plano en que la besa, después de quitarse el pañuelo otro plano en el suelo vestidos y otro plano desnudos en que sólo se ven las cabezas, suprimiendo el resto".
La lista sería enorme... y cada uno de los recortes daría, sin duda, para un Cuento de Cine.