Lars Norrman, el ‘pintor’ de Ikea que se dejó sorprender por los toros y la Feria de Albacete
En la década de los 50 del pasado siglo, este prestigioso artista sueco reflejó en sus litografías la fiesta nacional, recorriendo para ello al volante de su Mercedes las ferias de media provincia
Viajero empedernido, era admirador de Mariano de la Viña, y en sus sesiones se rodeó de jóvenes diestros como Pepe Osuna y Emilio Redondo, contribuyendo a fomentar la cultura taurina en Suecia
El pintor representa con su pincel al peón Felipe Segura ante la mirada de Emilio Redondo y Pepe Osuna (Revista Feria 1958)
La Feria de Albacete, un auténtico crisol de cultura -y culturas-, tiene en su abono taurino uno de los elementos que la hacen única. Durante décadas, ha sido un imán que ha atraído a los artistas más singulares de todo el mundo. La belleza de la fiesta de los toros, su carácter épico, el duelo entre el toro y el torero y la dureza de sus consecuencias han sido y son argumentos lo suficientemente atractivos para que Albacete se haya convertido en el modelo perfecto para los lienzos de artistas de todo tipo y condición… y origen.
En los años 50, un sueco, Lars Arvid Norrman, llegó a esta ciudad y reflejó con su estilo particular la fiesta de los toros, ofreciendo una perspectiva muy diferente a la de cualquier pintor español conocedor en profundidad de la tauromaquia. Nacido el 13 de noviembre de 1915 en Helsingborg, Suecia, Lars Norrman fue un artista cuyas obras reflejaron un espíritu aventurero y una visión única del mundo, y los toros no escaparon de su particular óptica.
Hijo del capitán de barco Lars Olof Norrman y Karin Bergman, Lars se embarcó en un viaje artístico y personal que le llevó a ser reconocido como uno de los pintores y grabadores más destacados de su tiempo. Desde joven, mostró una inclinación natural hacia el arte. De hecho, a los 15 años, cuando arrancó su aventura en el mar por primera vez, comenzó a pintar pequeñas miniaturas de las vistas desde la ventana de su camarote. Estas obras, llenas de la frescura y perspectiva de un joven explorador, captaron la atención de quienes las veían y le animaron a seguir su carrera artística.
Lars decidió estudiar en la Escuela de Pintura de Otte Sköld en Estocolmo entre 1931 y 1933, y posteriormente en París, bajo la tutela de Fernand Léger, de 1934 a 1935. Su debut en la escena artística llegó en 1936 con una exposición individual en la Galerie Moderne de Estocolmo. La crítica coincidió a la hora de adjetivar más que positivamente la obra del, por aquel entonces, joven creador.
Su estancia en Groenlandia en 1937 y 1939 no solo enriqueció su paleta de colores y temáticas, sino que también le proporcionó una profunda conexión con los paisajes y las gentes y tradiciones de aquellas tierras. Esta experiencia se plasmó en sus obras, presentadas en una exposición conjunta con Stig Munthe-Sandberg en 1938.
La Segunda Guerra Mundial interrumpió sus viajes, obligándole a regresar de Groenlandia en 1939. Sin embargo, su espíritu intrépido no se detuvo y en 1941 volvió a exponer en la Galerie Moderne. A lo largo de la década de los cuarenta siguió enriqueciendo su currículo con notables colecciones y, de hecho, en 1943 recibió la importante beca de dibujo en memoria de Maria Leander-Engström.
Lars Norrman no era solo un pintor de estudio, ni mucho menos. Sus obras surgieron de sus innumerables viajes. Era extraño encontrarle en su taller, pues prefería capturar la esencia de los lugares que visitaba: desde los bulliciosos mercados de África hasta los tranquilos paisajes de Laponia, pasando por las apasionantes calles de París y las sosegadas localidades de Groenlandia. Y Albacete, sus pueblos y sus plazas de toros fueron protagonistas de sus litografías, como sucedió con Tjurfäktning i Spanien (Corrida de toros en España), testimonio de su habilidad para captar con sentido y sensibilidad las escenas taurinas.
Colores vivos en la obra del artista sueco.
La revista Feria, dirigida por el abogado, periodista y escritor José S. Serna, recogió un amplio reportaje en su número de 1958 sobre la presencia de este trotamundos sueco en la provincia, a la que llegó al volante de su potente Mercedes, cruzando Europa de punta a punta. En su visita albaceteña, el artista escandinavo concedió una curiosa entrevista que apareció en esta publicación ferial. Acompañado de su esposa, Maj, explicó que con su presencia en tierras manchegas se estaba documentando para un libro sobre el mundo de los toros. Lo hizo a conciencia, pasando por las fiestas de numerosos pueblos, desde Tobarra hasta Casas Ibáñez, pasando por Tarazona, La Roda, Bogarra, Ayna y la capital, por supuesto.
En Albacete, tomó como modelo al peón Felipe Segura y se dejó asesorar por los jóvenes Emilio Redondo y Pepe Osuna, diestros de la tierra que siguieron con interés las maneras del artista, de curiosa presencia para aquel entonces en este poblachón manchego, y quien reconoció estar gratamente sorprendido por las habilidades de Mariano de la Viña, quien debutó con caballos en el verano de 1958 en un festival benéfico en la plaza de toros de Albacete.
En la prensa sueca
La obra taurina de Norrman no solo apareció en sus colecciones, sino que también dio el salto a la prensa sueca, en concreto, al diario Expressen, un vespertino de enorme tirada que se rindió ante la calidad artística del pintor viajero, dedicando incluso páginas completas a los toros y toreros interpretados por el escandinavo, conocido por su barba y su pipa.
La revista El Ruedo también recogió el impacto que causó entre sus compatriotas la visión taurina de Norrman, dedicándole en enero de 1957 comentarios más que elogiosos. "Son interpretaciones de una gran categoría estética, estilizaciones simples que recogen con fortuna el aleteo del capotillo durante el primer tercio de la lidia, manchas afortunadas de color que alegrarán los hogares de Estocolmo en la larguísima noche sueca, haciendo entrar en ellos una ráfaga del sol meridional en España", señaló la publicación taurina.
Obras de Lars Norrman.
A lo largo de su carrera, Lars Norrman colgó su obra en numerosos museos y galerías, incluyendo el Nacional de Estocolmo, el Nacional de Arte Moderno de París y en varias exposiciones internacionales en Estados Unidos y Moscú. Y su popularidad y la de su obra creció como la espuma cuando, en la década de 1970, sus litografías se podían adquirir en las tiendas Ikea. Un paseo virtual por ese museo del mundo que es Internet arroja un sinfín de trabajos del sueco.
Recorte del diario Expressen de 1957 recogido por la revista taurina El Ruedo.
Además de su talento con el lienzo, Lars se atrevió con el fresco, realizando en 1946 una impresionante obra en el comedor de la empresa Manufaktur en Malmö. Su estilo, caracterizado por figuras como Frederiksen de Groenlandia, mujeres del harén y escenas de la vida cotidiana, es fácilmente reconocible por su uso seguro del color y la ausencia de sombras y efectos plásticos.
Lars Arvid Norrman falleció el 25 de agosto de 1979 en Estocolmo, dejando de obras imbuidas de la vitalidad de un narrador con un profundo sentido social. Cumplió con creces, en su tour taurino por la provincia, su propósito, que no era otro que interpretar los toros como "una hermosa fiesta que entraña altos valores artísticos capaces de producir una honda emoción estética" y no como un "espectáculo bárbaro".
Sin duda, la obra de Norrman contribuyó a la llegada de la cultura taurina a Suecia, especialmente a Estocolmo, donde en 1958 se creó el club taurino Toros de la capital escandinava. Fue la primera entidad de este tipo en Suecia, fundada por Pollan Bohlin y su hermana Cristina Bohlin, quienes tenían una casa en Benidorm al inicio del boom turístico. Esta peña permitió a los aficionados suecos formar una comunidad y realizar viajes colectivos a España, fomentando la taurofilia.
Un pequeño capítulo en la inacabable historia del abono taurino albacetense, atado con lazos de sangre y tradición a la Feria, que con presencias como la de Lars Norrman justifican que fuera declarada de interés turístico internacional.
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