La Casa Sindical encendió el proyector: memoria del Productor B
Construido frente a la Iglesia de la Purísima, fue escenario de plenos sindicales, cinefórums y proyecciones hasta la década de los sesenta
La sala, dependiente de Educación y Descanso y gestionada por José Pérez García, se inauguró en 1957 con el documental 'Torero'

El edificio de sindicatos, en plena construcción. Se puede ver el cartel de la empresa constructora, Gutiérrez y Valiente. / ARCHIVO MUNICIPAL DE ALBACETE
El 11 de diciembre de 1953 se escribió la primera página de un nuevo cine en la ciudad, de vida efímera, pero intensa: el Productor B. Esa jornada, en primera página del hegemónico diario de la ciudad, La Voz de Albacete, un titular con destacada presencia tipográfica informaba de la aprobación del proyecto para la construcción de la nueva Casa Sindical de la capital para sustituir a la que se ubicaba en la calle Serna López número 16 -en la actualidad, calle Carnicerías-, que se había quedado pequeña y poco práctica. "Inmediatamente se anunciará la subasta para las obras de construcción que importarán más de 4 millones de pesetas", señalaba el periódico.
De esta manera se daba la primera noticia respecto a la construcción del nuevo edificio en un solar que la Delegación Nacional de Sindicatos, cuyo responsable era Bernardo Cuenca Cerveró, había comprado al Ayuntamiento de Albacete, en la calle Mayor y frente a la Iglesia de la Purísima Concepción, "un lugar céntrico -apuntaba el artículo-, en pleno corazón de la ciudad donde se levantará un magnífico edificio de cuatro plantas -además del piso principal-, que prestigiará a Albacete y contribuirá al hermoseamiento de la capital y al mejor éxito del plan de urbanización".
El pliego de condiciones fue elaborado por la Obra Sindical del Hogar, con un calendario de ejecución de no más de dos años, confiando, eso sí, en que las máquinas comenzaran a mover tierras en febrero de 1954. Se destacaba, a su vez, que más allá de dignificar la Casa Sindical, "se contribuirá también a solucionar en parte el problema del paro, que es inevitable durante el invierno".

Otra imagen de la construcción de la Casa Sindical, que acogió en uno de sus laterales el cine Productor B, de Educación y Descanso, y gestionado por José Pérez García. / ARCHIVO MUNICIPAL DE ALBACETE
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el 14 de diciembre de 1953 el concurso-subasta para su construcción, con un coste de 4.245.754 pesetas con 26 céntimos. Sólo habían pasado unos meses cuando las obras ya estaban en marcha, como se vanagloriaba Cuenca Cerveró, que ejerció la jefatura de Sindicatos en varias provincias, y no fue hasta dos años después cuando se concluyó el tejado de una obra que estaba siendo ejecutada por la empresa Gutiérrez y Valiente SL.
Otelo Valiente, potentado constructor en los tiempos del régimen franquista -y que, por cierto, levantó el impresionante Cine Rex en la Gran Vía de Madrid e hizo lo propio en su pueblo, Casas Ibáñez-, ejerció de cicerone de las autoridades locales en el recorrido por las obras que se realizó a mitad de abril de 1955, concluyendo la visita con una comida a la que fueron invitados los 70 obreros que allí trabajaban. La bandera española ya ondeaba en lo alto del edificio para mayo de 1955, y en ningún momento, en la descripción que se realizaba en la prensa de la Casa Sindical, se hablaba del futuro cine, pero sí se confirmaba el aumento considerable de su coste, llegando a prácticamente 5,4 millones de pesetas.
En agosto de 1955 se convocó el concurso del contrato para la instalación del ascensor, con un coste cercano a las 400.000 pesetas. Y en febrero de 1956 salió a licitación la adjudicación de la calefacción, con un presupuesto de más de 600.000 pesetas. Pero no todo iban a ser nuevas inversiones, sino que desde la Jefatura Provincial de Sindicatos se decidió reciclar parte del mobiliario, para lo que se buscó a una empresa para su limpieza, reparación y pulimentación, completándolo con otras estanterías, sillas, mesas y resto de material de oficina de nueva adquisición.

El edificio, prácticamente finalizado. / COLECCIÓN LUIS GARCÍA
El 27 de octubre de 1956, cuando el delegado provincial de Sindicatos ya era Ángel García Cuesta, se publicó un anuncio informando del traslado a las nuevas dependencias para los días 30 y 31 de ese mes, y recuperándose la actividad en la flamante Casa Sindical el 2 de noviembre. Y como primer acto oficial, el 7 de noviembre se convocó el IV Pleno del Consejo Económico-Sindical, a celebrar en el salón de actos del edificio que, con el tiempo, se convirtió en el cine Productor B, y que acogió ese día a un millar de personas, Muy pronto, otro tipo de reuniones, como la Jornada Mensual de la Falange o conciertos del Real Conservatorio Elemental de Música.
El Día de los Enamorados
Con el nuevo año, 1957, se ultimaron los preparativos para lo que sería el nuevo cine en la capital del empresario José Pérez García. Sus puertas se abrieron en la noche del 13 de febrero de 1957 y, como no podía ser de otra forma, el todo Albacete oficial del momento se dio cita en esta sala. La prensa señaló que se había montado "con arreglo al más moderno confort, sencillez y admirable sonoridad", pensando en la "clase productora afiliada a Educación y Descanso", esa herramienta franquista para controlar y dirigir la cultura y el ocio de la población, ofreciendo actividades que, si bien podían ser atractivas, estaban supeditadas a la ideología del régimen. De hecho, los productores pertenecientes a Educación y Descanso podían disfrutar de descuentos en las localidades de hasta el 50%.


Primeras películas proyectadas en el Productor B.
La sesión de puesta de largo de la sala incluyó la proyección del No-Do de rigor, un reportaje sobre las Islas Hawái, Aloha, y Torero, documental dirigido por Carlos Vela que presentaba la vida del diestro mexicano Luis Procuna por medio de reconstrucciones dramáticas y filmaciones hechas a lo largo de 1956.
Pero, para el gran público, el Productor B -hermano pequeño del Productor A de la calle del Tinte- se inauguró un día después, el 14 de febrero, San Valentín, y se hizo con un reestreno: Wichita, western de 1955 creado por Jacques Tourneur con Joel McCrea y Vera Miles. Esa cinta ya se había proyectado en el Gran Hotel con una buena crítica del periodista Demetrio Gutiérrez Alarcón, y fue recuperada por el exhibidor conformando un programa doble con la española Facultad de Letras, la cinta de 1952 dirigida por Pio Ballesteros y con Fernando Fernán Gómez como principal estrella de un amplio reparto.



Y a partir de ese momento, el Productor B fue más que un cine. Combinaba las películas de los más variados estilos -incluidos cinefórum y semanas de orientación cinematográfica- con otro tipo de actos, como conferencias -una de las primeras la ofreció el periodista Rodrigo Royo, un convencido del régimen que llegó a ser corresponsal del diario Arriba en Washington-, fiestas de Reyes Magos de la Central Nacional Sindicalista (CNS) o asambleas de empresarios y del sindicato vertical. Y hasta sirvió como sala examinadora para operadores cinematográficos y jefes de cabina, como sucedió en junio de 1958. Fue entonces cuando el Sindicato Provincial del Espectáculo organizó un certamen de Destreza en el oficio, para lo cual, había que contar con el correspondiente carné sindical y tener más de 21 años. Los operadores y jefes de cabina podían competir con su ayudante, y a la pareja ganadora, junto con el diploma acreditativo, se les premiaría con 500 pesetas. Además, era la forma de acceder al concurso regional, a celebrar en Valencia, y con suerte, en el nacional del ramo. Estos concursos se repitieron posteriormente.
El declive y el fin
La sala fue apagándose como cine de forma progresiva, con una presencia en la cartelera discontinua y discreta, hasta que dejó de anunciarse con el final de febrero de 1965. El día 27 de ese mes se anunció un pase doble -como solía programar este cine- con la película francesa Los tres mosqueteros y su continuación, La venganza de Milady, protagonizadas por Gerard Barray y Mylène Demongeot.
A partir de ese momento, la sala se utilizaba para todo tipo de actos sociales, desde asambleas del Albacete Balompié a encuentros sindicales, e incluso, tras el fallecimiento del dictador, acogió reuniones de diversos partidos, incluido Falange. Y diversas asambleas para poner en marcha el actual parque empresarial Campollano.
La Casa Sindical, propiedad del Ministerio de Trabajo, aunque utilizada durante años por CCOO y UGT, también fue utilizada como Teatro Municipal tras su rehabilitación en los años 80. Y desde entonces hubo algunas intentonas para devolver la vida a esta vieja sala. De hecho, la Universidad Popular, tras comenzar a proyectar cine en su sede de la calle Arquitecto Fernández en Súper 8, terminó pasándose al viejo Productor B con un proyector de 35 milímetros, con sesiones semanales y ciclos. El proyeccionista era Valero, procedente del viejo Capitol, y que pasó finalmente al Auditorio Municipal. Ya, en 2009, la Asociación de los Amigos de los Teatros Históricos de España (Amithe) propuso que se reabriera como centro cultural para el barrio Carretas.


Aspecto actual del cine Productor B, con el tiempo, Teatro Municipal.
Hoy, el viejo edificio permanece en silencio, pero sus paredes ocultan la memoria de años de pases dobles y reposiciones cinematográficas, cultura y lucha sindical. El eco de los proyectores, las voces de oradores y las risas del público aún parecen flotar entre sus muros, recordando a la ciudad que, aunque los usos cambien y el tiempo pase, hay lugares que nunca dejan de pertenecer a la historia colectiva de Albacete.