Gran Hotel, cuatro décadas de un cine de cinco estrellas

21.09.2021

Imágenes que muestran la categoría y el lujo que ofrecía el Cinema Gran Hotel en su apertura. / COLECCI´ÓN CRÓNICA (AHP)

La sala fue un proyecto del potentado Mateo Sánchez Rovira, que dejó su gestión a José Pérez García


Su inauguración contó con la presencia de los marqueses de Villaverde, Cristóbal Martínez-Bordiú y Ortega, el yernísimo, y Carmen Franco, hija de Francisco Franco


Cerró en la década de los noventa con una película de título premonitorio, La muerte os sienta tan bien, tras lo que fue demolido


Gran Hotel, la excepcional película de 1932 dirigida Edmund Goulding y con Greta Garbo, John Barrymore, Joan Crawford, Wallace Beery y Lionel Barrymore, es una historia de vidas entrecruzadas tras confluir durante unas horas -o días- en un vestíbulo, un bar, un pasillo... de un hotel berlinés. Y, ¿qué es un cine sino ese espacio en el que durante unos instantes o un par de horas compartimos sensaciones y hasta sentimientos, los que producen las películas que vemos en la pantalla? Esas experiencias participadas también se vivieron en un cine mítico de esta ciudad, Cinema Gran Hotel, esa sala que abrió sus puertas el 10 de septiembre de 1950, coincidiendo con la Feria, como no podía ser de otra forma, un evento de primer nivel que levantó una gran expectación.

Aunque fue un proyecto promovido por el terrateniente Mateo Sánchez Rovira, su gestión pasó a la cartera de cines de José Pérez García, que ya, por aquel entonces, explotaba en torno a una treintena de salas en diversas localidades españolas, en especial, de Levante, y claro, Albacete, una ventaja para el empresario cinematográfico a la hora de contratar películas. Es más, algunos de los éxitos más sonados pasaron por la pantalla del Gran Hotel, que además dispuso desde 1954 de un equipo panorámico que hizo las delicias del público albacetense, sin que, como apuntó la prensa local en ese momento, no supusiera un aumento del coste de la entrada.

Y no sólo se quedó en una sala más, no, ya que el empresario dio cobijo a los nacientes cine-clubs de la ciudad, cuya labor fue fundamental en esos años a la hora de proteger la cultura cinematográfica, como recordó con el paso del tiempo el periodista Demetrio Gutiérrez Alarcón, en su revista Crónica de Albacete, cuando esta sala echó el cierre.

El caso es que esos cines-clubs concitaron el interés de los notables de la sociedad albacetense, incluso del primer obispo de la Diócesis albaceteña y con el tiempo cardenal, Arturo Tabera y Araoz, y de apasionados por el cine como José María Berzosa, que tras su exilio a Francia, a París, se convirtió en un cineasta muy valorado y de referencia en Europa.

Fachada diseñada por los arquitectos Julio Carrilero y Miguel Ortiz. / ARCHIVO MUNICIPAL

El proyecto

Fue una sala de primera que fue fruto del deseo de Mateo Sánchez por dar brillo y esplendor a un edificio, el del Gran Hotel, que fue desde sus inicios un lujo para esta ciudad, como sucede en la actualidad. Y no era para menos, puesto que el proyecto fue realizado por los arquitectos Julio Carrilero y Miguel Ortiz, quienes recibieron el encargo del propietario del hotel de sumarle un edificio anexo para destinarlo a cinematógrafo.

Resulta curioso revisar ahora los planos y la memoria que dieron paso a esta mítica sala, puesto que esos documentos están fechados en marzo de 1944, y registrado en el Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia, en su Delegación de Albacete, en febrero de 1946. Y su finalización no tuvo lugar hasta cuatro años después. Pero la espera valió la pena.

El solar, en plena calle Salamanca, ocupaba una superficie de casi 600 metros cuadrados, pero los arquitectos, siguiendo las indicaciones de Mateo Sánchez, abrieron una puerta por la entonces Plaza del Caudillo, hoy Altozano. De hecho, serán muchos los albaceteños que sólo entraron en este cine por esa puerta secundaria. Pero además, contaba en el sótano con una sala de fiestas, que albergó establecimientos a lo largo de su existencia como la discoteca Le Parapluie. En cuanto al cine propiamente dicho, constaba de patio de butacas y dos anfiteatros. En total, 472 localidades en la planta baja, 227 en el primer anfiteatro y 226 en el segundo anfiteatro.

La inauguración

La primera película que proyectó la sala fue De mujer a mujer, de Luis Lucia, un acontecimiento que contó con la presencia de lo más granado de esta capital de provincias, además de algunos personajes de la jet-set española, como los marqueses de Villaverde, que esos días visitaban la ciudad con motivo de la Feria. Sí, en esas jornadas feriales, Cristóbal Martínez-Bordiú y Ortega, el yernísimo, y Carmen Franco, hija del dictador, protagonizaron una intensa agenda en la ciudad, acudiendo a varias corridas de toros, como la celebrada el 12 de septiembre con Luis Miguel Dominguín y Manolo González, que salieron a hombros del coso albacetense. O la novillada del día 14 de septiembre, con una terna integrada por Octavio Martínez 'Nacional', Juan Montero y Pedro Martínez 'Pedrés', en la que el resultado artístico acabó con una "lluvia de orejas", según la crónica publicada en diversos rotativos.

Volviendo a la apertura de la sala, precisamente en atención la presencia de estos personajes de la alta sociedad franquista, esta pareja que había contraído matrimonio en abril de ese mismo año, se cambió el programa y la película proyectada no fue la prevista. Sería que los marqueses eran seguidores del reparto de la cinta De mujer a mujer, de lo mejor del cine patrio de ese momento: Amparo Rivelles, Ana Mariscal, Eduardo Fajardo, Manuel Luna, Manolo Fábregas, Jesús Tordesillas, Fernando Fernández de Córdoba, Eloísa Muro, Antonio Riquelme, Mariano Asquerino, Irene Caba Alba, Ena Sedeño, Arturo Marín y la niña Anita Muñoz. Superior.

El Gran Hotel desde el Altozano y fachada del cinema cuando anunció la llegada del Cinemascope. / ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIOPAL  E IGNACIO VILANA ESPEJO

Pero no fue una inauguración sencilla, no, porque requirió de un sobreesfuerzo del personal de Pérez García. Es más, el operador Francisco Pineda recordó en las páginas de La aventura del cine, el libro que editó la Diputación con motivo del centenario del cine -de Jesús Rodrigo y José Fidel López-, que en los días previos a la apertura apenas pararon para descansar y poner a punto los equipos sonoros Philips, con la asistencia de personal especializado llegado de Madrid.

La inauguración se hizo sin que la sala estuviera matizada. Es más, butacas y alfombras estaban colocadas de forma provisional. Francisco Pineda narró en su momento que "mientras los marqueses de Villaverde entraban por una puerta, la principal, por la salida trasera se seguía sacando escombro".

Estrenos de categoría

Pero esa atípica apertura no le restó ni un ápice de categoría e incluso glamour a este cine. Ni mucho menos. Acogió a lo largo de su historia estrenos mundiales, como la inolvidable Historias de la radio, de Sáenz de Heredia, en marzo de 1955, y que fue un hito para el recién creado Cine Club Albacete. Y hasta Amanece que no es poco, de nuestro paisano José Luis Cuerda, el 13 de enero de 1989, y al que, por cierto, no asistió el director por algún problema digestivo.

Trabajos de demolición del Cinema Gran Hotel. / MANUEL PODIO
Trabajos de demolición del Cinema Gran Hotel. / MANUEL PODIO

El cine pasó a engrosar la nómina de salas de otro gran empresario de la exhibición cinematográfica, Salzillo, el 2 de diciembre de 1985, que subarrendó el local a la familia Pérez, que a su vez, era arrendatario de Sanchez Rovira. La sala aguantó con notables éxitos hasta 1993, en concreto, hasta el 10 de enero. Y el título de la cinta escogida no pudo ser más premonitorio: La muerte os sienta tan bien, de Robert Zemeckis, con Meryl Streep, Bruce Willis, Goldie Hawn, Sydney Pollack e Isabella Rossellini.

Adios a cuatro décadas de películas, las que vieron miles de albacetenses en una sala a la altura de las grandes capitales, con un diseño de cinco estrellas y con un aspecto que hizo de la misma que acudir a pasar la tarde o la noche fuera un acontecimiento. Aunque envejeció mal, con achaques. Y de nuevo, la piqueta que hizo de las suyas en este Albacete nuestro tan injusto, en ocasiones, con su patrimonio.

Dos planos del Cinema Gran Hotel. / MANUEL PODIO

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