Gran Hotel, 75 años de un cine de cinco estrellas

04.09.2025

La cinta inaugural fue cortada por los marqueses de Villaverde, que pasaron unos días en la Feria albaceteña de 1950 junto a Mateo Sánchez, en cuyas cacerías participaba con frecuencia el dictador


Cerrada y demolida hace más de 30 años, fue una sala con estilo, en la que se estrenaron en España películas como 'Historias de la radio' y 'Amanece que no es poco'


Hace 75 años que los marqueses de Villaverde, la hija del dictador, Carmen Franco, y el doctor Cristóbal Martínez-Bordiú, inauguraron uno de los cines con mas categoría de cuantos han existido en Albacete: Gran Hotel. Su historia está plagada de anécdotas, desde quienes se encargaron de presidir la sesión inaugural, la familia de Franco, con cambio de película incluido y carreras de última hora para retirar los escombros, hasta la última proyección que acogió la mítica sala del Altozano: La muerte os sienta tan bien, de Robert Zemeckis.

El cinema Gran Hotel fue inaugurado por las autoridades y resto de Vips el 10 de septiembre de 1950, en plena Feria y apenas unas horas después de la reapertura precisamente del establecimiento hotelero que albergó en sus entrañas esta mítica sala, que para entonces fue remodelado. Para el gran público, la sala abrió el 11 de septiembre.

Varias imágenes de los primeros días de historia del Gran Hotel.

Aunque fue un proyecto promovido por el terrateniente Mateo Sánchez Rovira, su gestión pasó a la cartera de cines de José Pérez García, que ya, por aquel entonces, explotaba en torno a una treintena de salas en diversas localidades españolas, en especial, de Levante, y claro, Albacete, una ventaja para el empresario cinematográfico a la hora de contratar películas. Es más, algunos de los éxitos más sonados pasaron por la pantalla del Gran Hotel, que además dispuso desde 1954 de un equipo panorámico que hizo las delicias del público albacetense, sin que, como apuntó la prensa local en ese momento, no supusiera un aumento del coste de la entrada.

Y no se quedó en una sala más. El empresario dio cobijo a los nacientes cine-clubs de la ciudad, cuya labor fue fundamental en esos años a la hora de proteger la cultura cinematográfica, como recordó con el paso del tiempo el periodista Demetrio Gutiérrez Alarcón, en su revista Crónica de Albacete, cuando esta sala echó el cierre.

El caso es que esos cines-clubs concitaron el interés de los notables de la sociedad albacetense, incluso del primer obispo de la Diócesis albaceteña y con el tiempo cardenal, Arturo Tabera y Araoz, y de apasionados por el cine como José María Berzosa, que tras su exilio a Francia, a París, se convirtió en un cineasta muy valorado y de referencia en Europa.

El amigo de Franco

Fue una sala de primera que fue fruto del deseo de Mateo Sánchez por dar brillo y esplendor a un edificio, el del Gran Hotel, que fue desde sus inicios un lujo para esta ciudad. Y no era para menos, puesto que el proyecto fue realizado por los arquitectos Julio Carrilero y Miguel Ortiz, quienes recibieron el encargo del propietario del hotel de sumarle un edificio anexo para destinarlo a cinematógrafo.

Franco, con su hija y su yerno y en la finca de Mateo Sánchez durante una cacería. / FILMOTECA ESPAÑOLA

Resulta curioso revisar ahora los planos y la memoria que dieron paso a esta mítica sala, puesto que esos documentos están fechados en marzo de 1944, y registrado en el Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia, en su Delegación de Albacete, en febrero de 1946. Y su finalización no tuvo lugar hasta cuatro años después. Pero la espera valió la pena.

El solar, en plena calle Salamanca, ocupaba una superficie de casi 600 metros cuadrados, pero los arquitectos, siguiendo las indicaciones de Mateo Sánchez, abrieron una puerta por la entonces Plaza del Caudillo, hoy Altozano. De hecho, fueron muchos los albaceteños que sólo entraron en este cine por esa puerta secundaria. Pero además, contaba en el sótano con una sala de fiestas, que albergó establecimientos a lo largo de su existencia como la discoteca Le Parapluie. En cuanto al cine propiamente dicho, constaba de patio de butacas y dos anfiteatros. En total, 472 localidades en la planta baja, 227 en el primer anfiteatro y 226 en el segundo anfiteatro.

Fachada diseñada por los arquitectos Julio Carrilero y Miguel Ortiz. y cabina de proyección del Gran Hotel. / ARCHIVO MUNICIPAL y ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL

La primera película que proyectó la sala fue De mujer a mujer, de Luis Lucia, un acontecimiento que contó con la presencia de lo más granado de esta capital de provincias, además de algunos personajes de la jet-set franquista, como los marqueses de Villaverde, que esos días visitaban la ciudad con motivo de la Feria. Sí, en esas jornadas feriales, Cristóbal Martínez-Bordiú y Carmen Franco protagonizaron una intensa agenda en la ciudad, acudiendo a varias corridas de toros, como la celebrada el 12 de septiembre con Luis Miguel Dominguín y Manolo González, que salieron a hombros del coso albacetense. O la novillada del día 14 de septiembre, con una terna integrada por Octavio Martínez 'Nacional', Juan Montero y Pedro Martínez 'Pedrés', en la que el resultado artístico acabó con una "lluvia de orejas", según la crónica publicada en diversos rotativos.

La relación entre el propietario del cine -y del hotel- y el entorno del dictador venía de antaño. Franco era un apasionado de la caza y durante casi cuatro décadas acudió con frecuencia a la finca Orán, de Mateo Sánchez, situada cerca de la pedanía albaceteña de Campillo de las Doblas, donde participaba en cacerías de perdices. Y, de hecho, en 1952, el NO-DO difundió una cacería en la que el dictador, acompañado de ministros y allegados -entre ellos, Cristóbal Martínez-Bordiú y Mateo Sánchez-, abatió más de 4.000 perdices. Y es que esas jornadas eran aprovechados por empresarios y terratenientes para conseguir favores del dictador y su séquito. Y en esa amistad interesada pudo enmarcarse que fueran los marqueses de Villaverde quienes cortaran la cinta inaugural del nuevo cine.

Se cambió el programa y se proyectó una película española

Precisamente en atención a la presencia de estos personajes de la alta sociedad franquista, esta pareja que había contraído matrimonio en abril de ese mismo año se cambió el programa y la película proyectada no fue la prevista. Sería que los marqueses eran seguidores del reparto de la cinta De mujer a mujer, con Amparo Rivelles y Ana Mariscal, de lo mejor del cine patrio de ese momento. O que los valores patrios recomendaban proyectar una película española y no yanqui.

Pero no fue una inauguración sencilla. Requirió de un sobreesfuerzo de la plantilla de Pérez García. Es más, el operador Francisco Pineda recordó con el paso de los años que en los días previos a la apertura apenas pararon para descansar y poner a punto los equipos sonoros Philips, con la asistencia de personal especializado llegado de Madrid. La inauguración se hizo sin que la sala estuviera concluida; butacas y alfombras estaban colocadas de forma provisional. Francisco Pineda narró en su momento que "mientras los marqueses de Villaverde entraban por una puerta, la principal, por la salida trasera se seguía sacando escombro".

El Gran Hotel desde el Altozano y fachada del cinema cuando anunció la llegada del Cinemascope. / ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL E IGNACIO VILANA ESPEJO

Pero esa atípica apertura no le restó ni un ápice de categoría e incluso glamour a este cine. Ni mucho menos. Acogió a lo largo de su historia estrenos mundiales, como la inolvidable Historias de la radio, de Sáenz de Heredia, en marzo de 1955, y que fue un hito para el recién creado Cine Club Albacete. Y hasta Amanece que no es poco, de nuestro paisano José Luis Cuerda, el 13 de enero de 1989, y al que, por cierto, no asistió el director por algún problema digestivo.

Trabajos de demolición del cinema de Mateo Sánchez. / MANUEL PODIO

El cine pasó a engrosar la nómina de salas de otro gran empresario de la exhibición cinematográfica, Salzillo, el 2 de diciembre de 1985, que subarrendó el local a la familia Pérez, que a su vez, era arrendatario de Sánchez Rovira. La sala aguantó con notables éxitos hasta 1993, en concreto, hasta el 10 de enero. Y el título de la cinta escogida no pudo ser más premonitorio: La muerte os sienta tan bien, de Robert Zemeckis, con Meryl Streep, Bruce Willis, Goldie Hawn, Sydney Pollack e Isabella Rossellini.

Dos imágenes del Cinema Gran Hotel. / MANUEL PODIO

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