El regalo navideño de Pepe Isbert
El Teatro Circo acogió en 1956 la presentación de 'Los ladrones somos gente honrada' en un acto a beneficio de la Campaña de Navidad y Reyes de los Humildes
Isbert, en una charla en la Casa de la Mancha en Madrid. / AYERES
No fue la primera, ni la última vez que ese intérprete menudo pero de gran altura artística protagonizó un acto cultural de primera categoría en Albacete. Durante años, José -o Pepe- Isbert visitó la ciudad siendo primer actor de diversas compañías, incluida la suya. Pero en este caso la razón que le trajo a Albacete fue solidaria, la Campaña de Navidad y Reyes de los Humildes, iniciativa con la que se buscaba recaudar fondos para las clases más desfavorecidas.
Anuncio en La Voz de Albacete sobre la presentación de la película.
En este caso, la excusa que se buscó para asegurar la presencia de Isbert fue la proyección en el Teatro Circo de Los ladrones somos gente honrada, la película basada en la comedia de Enrique Jardiel Poncela.
Fue el 13 de diciembre de 1956, y la presentación cinematográfica sirvió para colocar el cartel de no hay billetes en la sala de la calle Isaac Peral. "El famosísimo artista del cine presentará personalmente en Albacete la no menos famosa película Los ladrones somos gente honrada". De esta guisa se publicitaba en La Voz de Albacete la premier en esta pantalla capitalina, después de que la cinta dirigida por Pedro Luis Ramírez -y que contaba con un reparto coral, muy propio del cine español de entonces- se estrenase tres meses antes en Madrid, el 3 de septiembre, en el Cine Gran Vía.
De todas maneras, este hecho no restó ni un ápice de interés a la cinta, puesto que la mera presencia del cómico, madrileño de nacimiento pero tarazonero de adopción, era una garantía de éxito. De acuerdo con la crítica firmada por Lewis, seudónimo del gran periodista Luis Parreño en La Voz de Albacete -en la que Isbert compartía cartel con José Luis Ozores, Antonio Garisa, Encarna Fuentes, Rafael Bardem, Carlos Miguel Solá o José Manuel Martín-, el mayor acierto de la cinta era el trío protagonista -Isbert, Ozores y Garisa-, que "hacen una verdadera creación". "El carácter teatral del argumento no se ha podido evitar, pese a que los guionistas Escrivá y Coello se han tomado libertades, como la de hacer charlatán al Tío del Gabán, y tomadores del dos, en sociedad comandita, al Castelar y al Pelirrojo, y el golpe del Melancólico a la joyería también es nuevo, pero sin embargo todo se desarrolla según la línea argumental de la obra de Jardiel, respetando en parte su ingenioso diálogo y todos los personajes cómicos, como la doncella quejica, el chófer malvado y el sagaz inspector Beringola, que al final descubre el pastel".
No obstante, el crítico dejaba alguna perla en sus observaciones para manifestar que no le convencía del todo la película. "La cinta tiene momentos francamente divertidos y en total agrada, aunque no se haya logrado hacer la gran película que se puede realizar. El desenlace es demasiado brusco y el desarrollo de la trama en el gabinete de la caja fuerte se hace monótono".
De todas maneras, lo importante del estreno albacetense de este popular film era la finalidad del acto en cuestión. Al final de la proyección, presentado por el conocido y excelente locutor de Radio Albacete, Paco Campos, Isbert se dirigió al público "con su característica simpatía", narrando graciosas anécdotas del mundo del cine y del teatro, y recitó "con admirable propidad" El embargo, de Gabriel y Galán, y Un duro al año, de Eusebio Blasco.
De la misma manera, agradeció el actor, "visiblemente emocionado", al alcalde, en ese momento, el arquitecto Carlos Belmonte, la oportunidad que le había dado para participar en la Campaña de Navidad y Reyes de los Humildes, y recogió una "estruendosa y cariñosísima ovación", según el rotativo local.
Un día tras otro, el periódico recogía el listado publicado por la Junta Provincial de Beneficencia de donantes para esta campaña, con la que se pretendía que a las clases humildes de la ciudad no les faltara lo más indispensable en unos días tan señalados como Navidad y Reyes Magos. Esa iniciativa dio lugar, con el paso del tiempo, a la constitución del Patronato de Navidad y Reyes, que echó a andar el 22 de diciembre de 1961. Formado por Cáritas Diocesana, Gobierno Civil, Ayuntamiento, Obispado, Diputación, Auxilio Social, medios de comunicación, sindicato vertical y Colegio de Arquitectos, promovió el barrio conocido en la actualidad como El Congo. Pero esa es otra historia.
Isbert, que hizo de Tarazona de la Mancha su paraíso particular, y de su finca ribereña del Júcar llamada El Pilar, su rincón de asueto, alejado del mundo, se convirtió en un manchego más, y todavía a estas alturas son muchos los que dudan si don José era oriundo de Madrid -nació en la capital de España el 3 de marzo de 1886- o de Tarazona de la Mancha, donde reposan sus restos desde su fallecimiento, el 28 de noviembre de 1966.
Sea como fuere, se involucró con los albacetenses hasta decir basta, y hasta cuando su presencia era requerida en actos de la Casa de la Mancha en Madrid, ahí estaba el cómico. De hecho, fue designado consejero de honor de la misma, y en sus dependencias pronunció importantes conferencias, como la que ofreció en mayo de 1958 en olor de multitudes.
Un instituto lleva su nombre en Tarazona de la Mancha, donde conoció a su esposa, Elvira Soriano, y en este bello rincón albacetense construyó una familia, enorme, con una saga de artistas dentro -su hija María, sus nietos Tony y Carlos, y su bisnieta Begoña, siguieron sus pasos-, y uno de los premios teatrales más importantes del mundo hispano, el que otorga la Asociación de Amigos de los Teatros Históricos Españoles (Amithe), también honra al actor que rodó más de un centenar de películas.
Todo era grande en Pepe Isbert, como su corazón y su categoría, y en ese lejano día de diciembre de 1956 lo volvió a demostrar.