Cuando Sara Montiel visitaba a su 'familia albacetense'
La amistad de la actriz manchega con el médico de Bonete en los años cincuenta le trajo a la provincia en diversas ocasiones
La 'violetera' entabló una relación muy estrecha con el doctor Hijón y su familia a raíz de curarse de una tuberculosis en su casa en Miralrío
La artista causó una tremenda conmoción en Albacete en 1956, ciudad en la que inicialmente no fue reconocida al presentar su pasaporte mejicano con su nombre real, María Antonia Abad Fernández
Sara Montiel en la redacción de La Voz de Albacete, acompañada por el director del periódico, Antonio Andújar, y el editor Pedro García Munera.
"Sarita Montiel está en casa de don Julián". El comentario recorrió aquel Bonete de 1956, un año en el que la primavera llegó con dos semanas de adelanto en lo meteorológico. Las noticias del éxito de la artista de Campo de Criptana en tierras americanas eran sobradamente conocidas en tierras boneteras. Y que una actriz recién llegada de Hollywood, donde ya había rodado dos películas junto a los grandes de la industria del cine, pasara unos días entre su vecindario era un verdadero acontecimiento y despertó una tremenda expectación.
Pero, ¿quién era don Julián y por qué Sara Montiel se alojó en su casa de Bonete? La razón hay que buscarla años atrás. Un puñado de casualidades provocó que durante una época Saritísima mantuviera cierta ligazón con Bonete. Cuando la artista contaba unos 18 años de edad se enfrentó a una dura enfermedad, la tuberculosis, la misma patología infecciosa que acabó con la vida de su hermano José y que la llevó a permanecer ingresada en un sanatorio madrileño hasta que, por consejo médico, y cuando su carrera cinematográfica ya apuntaba maneras, se marchó a un pequeño municipio de Guadalajara, Miralrío, en busca de aire sano para sus dañados pulmones.
Pues precisamente en este pueblecito de La Alcarria donde comenzó la trabazón entre la actriz y Bonete, puesto que allí ejercía como doctor Julián Hijón Loriente. Y con este médico rural y su esposa, Pilar Herrero, entabló la actriz una estrecha relación que duró años. Teniente médico destinado en el Hospital Militar Número 9 de Madrid durante la Guerra Civil, su siguiente destino fue Miralrío, desde donde pasó a Bonete, para terminar en Alicante, tal y como aparece en diversas publicaciones en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El origen
Gran parte de esta curiosa historia se puede recuperar ahora gracias a la prodigiosa memoria de Rosario Ortuño, vecina de Bonete e integrante de una familia de hosteleros, emprendedores que regentaron el Bar Ortuño y que entablaron una gran relación con el doctor Hijón, al que la localidad le dedicó una calle como muestra de agradecimiento por su labor. Según Rosario Ortuño, la razón por la que nuestra 'violetera' más popular terminó su cura en casa del doctor Hijón hay que buscarla en que en casa de la hermana del médico, Emeldina Hijón, en Madrid, "Sara Montiel recibía clases de piano, el marido de Emeldina era profesor de piano; después, cuando ella se puso enferma y le dijeron que se fuera a un pueblo con aire sano y arboleda y todo eso, fue cuando marchó unos meses a Miralrío, a casa de don Julián, y a raíz de eso hicieron amistad".
El actual cuartel de la Guardia Civil era la casa del médico. / J. M.
Fue en torno a 1947 cuando el doctor Hijón tomó posesión de su plaza en esta localidad situada en el Corredor de Almansa. La vivienda en la que se alojó durante un amplio periodo de tiempo es, en la actualidad, el cuartel de la Guardia Civil. Y allí, durante al menos dos días estuvo la manchega más universal. Fue con el final de febrero e inicio de marzo de 1956, como lo atestigua la entrevista que Sara Montiel concedió al diario La Voz de Albacete, y que se publicó el sábado, 3 de marzo de aquel año. No obstante, la diva respondió a las preguntas del periodista y crítico cinematográfico Demetrio Gutiérrez Alarcón, Guti, el miércoles, 29 de febrero, pero "por exceso de original" no se publicó hasta el fin de semana, según explicó a sus lectores el rotativo albacetense ante la expectación que despertó la artista en su visita relámpago a esta capital, y por la que hacía un par de meses antes ya habían pasado otros destacados miembros del 'star-system' del cine patrio. No era para menos. Hacía pocos meses que los albacetenses quedaron sorprendidos con la belleza extrema de la manchega en la película Veracruz, estrenada en septiembre de 1955 en el Teatro Circo. Y ahora, de pronto, se la cruzaron en la Calle Ancha.
En el estreno de 'Locura de amor'
Pero indaguemos en el episodio bonetero de la cantante. "El doctor Hijón llegó a Bonete cuando yo era muy pequeña, pero mi familia y la suya se hicieron muy amigas, y ya, cuando Sara Montiel estrenó Locura de amor -el 8 de octubre de 1948, su primer gran éxito en la gran pantalla-, según me contaron en mi casa, hasta Madrid se marcharon la mujer del médico, Pilar Herrero, mi hermana Fabiana -que cumplió 91 años en 2020-, que acudieron a la proyección con Sara Montiel y Ana Mariscal".
Lo curioso es que quien en realidad estaba invitada a la premiere de la cinta de Juan de Orduña era la madre de Rosario. "Sí, el médico tenía en Madrid a la familia. Iba a ir mi madre, pero mi hermano Andrés y yo éramos muy pequeños, 7 y 3 años, y cuando ella se estaba arreglando nos pusimos muy pesados, '¡no te vayas, mama!', y mi madre le dijo a Fabiana 've tu, no vaya a pasar algo con los chiquillos', y mi madre aquí se quedó".
El tiempo pasó, y la actriz manchega se marchó a México. Corría el año 1950 cuando inició una carrera fulgurante en el cine azteca, con el rodaje de numerosas películas junto a los actores más populares del momento de aquel país, convirtiéndose en una estella del melodrama. Su fama en aquellas tierras fue en aumento, y hasta logró la nacionalidad mexicana. Comenzaba a nacer el mito, una trayectoria que la llevó hasta el mismísimo Hollywood, donde rodó, en 1954, la citada Veracruz, un western de la United Artist, junto a Gary Cooper y Burt Lancaster, y bajo la dirección de Robert Aldrich. Posteriormente protagonizó Serenade, con Mario Lanza y Joan Fontaine, una producción de la Warner Bros dirigida por Anthony Mann, quien a la postre, sería el esposo de la de Campo de Criptana.
Regreso a Madrid
La revista 'Primer Plano' cubrió así el regreso a España de Sara Montiel. Semanas después estaba en Bonete.
Pues bien, tras concluir con Serenade, que en España se presentó como Dos pasiones y un amor, regresó Sarita, como era conocida en aquel momento. Llegó a Madrid en olor de multitudes, triunfante, el 29 de diciembre de 1955, ese Madrid que había acogido a Ava Gadner con los brazos abiertos, contradicción inexplicable para un país bajo el yugo de una dictadura. Pero tener al 'animal más bello del mundo' y toda la corte de estellas hollywoodienses por la Gran Vía y alrededores cometiendo excesos era una excelente carta de presentación de cara al mundo.
Pero nosotros teníamos a Sara Montiel de 'embajadora' en la meca del cine, donde despertó más que interés profesional entre estrellas como Marlon Brando, Gary Cooper, o James Dean. En esta breve vuelta a España sus planes no eran otros que tomarse un descanso, el que no había tenido en el lustro que llevaba trabajando en tierras americanas, entre Méjico y Estados Unidos. Más de 20 películas desde 1950 era mucha tela. Visita a la familia, amigos, y reuniones de trabajo, puesto que en las siguientes semanas, meses... se pergeñó el rodaje de la pelicula que la convertiría en una de las actrices más populares del cine patrio y entre las mejor pagadas del mundo, El último cuplé, de un veterano Juan de Orduña, en franca retirada.
¿Quién es esta mujer?
"Más que amigos son casi de mi familia", explicó Sara Montiel respecto al doctor Hijón y su esposa, Pilar Herrero
Y en ese descanso cinematográfico fue cuando la actriz llegó a Bonete. La crónica publicada en La Voz de Albacete no dejaba lugar a dudas del impacto que provocó su presencia en tierras albacetenses. "La presencia en Albacete de Sarita Montiel produjo una verdadera conmoción. Fue descubierta en una entidad bancaria, atendiendo a unas operaciones financieras. Pero existía la incertidumbre. Aquella señorita mostraba una documentación extranjera, un pasaporte mejicano a nombre de María Antonia Abad Fernández. Alguien recordó que Sara Montiel había adoptado la nacionalidad de Méjico para poder desenvolverse artísticamente en mejores condiciones allá, en el país de los aztecas. Y no había duda: aquellos ojazos verdes en una cara morena delataron a la gentil morita de Locura de amor. Más tarde conseguimos hablar con ella para los lectores. Simpática, ríe con frecuencia, interrumpiendo alegremente la conversación. Tiene en la voz un acento mejicano que en algunas palabras resulta acusadísimo".
De esta manera rezaba la entradilla de la entrevista que firmaba Guti. Y entre las preguntas que planteó el hábil reportero, un poco de todo. La actriz justificó en ese encuentro su acento mejicano -"son más de cinco años en Méjico", indicó-, y no ocultaba que estaba satisfecha de su carrera, aunque señalaba que "nunca se alcanza la meta deseada", que no era otra que "triunfar plenamente en Hollywood... ¡y en España, claro, o mejor, en todos los países de habla castellana!". De hecho, aseguró que no tenía previsto dejar el cine de habla española por nada del mundo. "He interpretado varias películas en España, una veintena en Méjico y dos en los Estados Unidos", relató, argumentando que "no hay millones de dólares en Hollywood para que deje el español o el hispanoamericano".
Sara Montiel adelantó al periodista albacetense parte de sus planes de futuro. Tenía previsto rodar una nueva película, la que iba a ser su tercera en la meca del cine, junto a James Stewart, llamada La extranjera. En abril voló de vuelta a Los Ángeles. Pero finalmente la cinta fue otra, Yuma, de Samuel Fuller y protagonizada por Rog Steiger para la RKO Pictures. Después rodó, ya en España, a partir de octubre, en Barcelona, la cinta en la que dio vida a la cupletista María Luján, y en la que interpretó sus éxitos Fumando espero o El relicario. Pero esa es otra historia.
Durante la entrevista insistió en que no renunciaba a sus orígenes manchegos y ya era una experta en lo que a una parte de la prensa y de la sociedad tanto le gustaba entonces en este país... y le gusta: los cotilleos del corazón. Cuando le preguntó Guti si había pensado en casarse, María Antonia contestó: "Voy a hacerle una revelación en exclusiva para La Voz de Albacete. Tengo novio. Es manchego, del centro, rubio, con ojos azules, es médico y gana dinero". Y abierta la espita, el periodista trato de sacarle el máximo partido a la 'exclusiva'. "Mantenemos relaciones con visos de casamiento", espetó, añadiendo que vivía "cerca de Ciudad Real". Y ahí lo dejó.
Y fue casi al final de la conversación cuando habló de Albacete, "una ciudad encantadora que no he conocido hasta ahora", para, a continuación desvelar que hasta esta capital manchega le había traído su "amistad" con el doctor Hijón y su esposa, "que más que amigos son casi de mi familia". Precisamente a sus gestiones bancarias en la ciudad le acompañó el médico del pueblo y también el, por entonces, alcalde de Bonete y jefe del Servicio Nacional del Trigo, Benito Mañueco Yerro. Rosario Ortuño recuerda que "así es, hasta Albacete los llevó el taxista del pueblo, y allí pasaron el día, el médico y Benito Mañueco se llevaban muy bien".
La experiencia para el periodista que firmó la interviú no pudo ser más satisfactoria, a tenor de cómo cerró su publicación. "Sarita Montiel, envuelta en un chaquetón de finas pieles, produce una corriente de aire cada vez que abre y cierra los ojos. De momento, casi sin darnos cuenta notamos que se va, y uno piensa que Criptana, si no fuera famosa por sus molinos, empezaría a serlo por esta manchega que habla inglés y deja de chiquititas a tantas celebridades".
De nuevo, en Bonete
Autógrafo de Sarita Montiel a Consulo Ortuño.
Con el paso del tiempo, cuando Sara Montiel era la cara más popular del cine español, tras haber cosechado un tremendo éxito con El último cuplé, regresó de nuevo a Bonete. "Sí, tenía yo 15 ó 16 años -en torno a 1960-, cuando recibimos de nuevo la visita de Sara Montiel, que vino a casa del médico. Iba de paso a Alicante -posiblemente, a Orihuela, donde se asentó su familia después de dejar Campo de Criptana-; la mujer de don Julián, Pilar Herrero, llamó mi hermana Chelo -Consuelo- para decirle: 'Está aquí Sara Montiel, traernos del bar unos cafés'. Fuimos mi hermana y yo con los cafés y estuvimos con ella allí, fue muy simpática, muy guapa, y nos dedicó unas fotografías. La recuerdo muy guapa, falda fruncida, con un cinturón ancho de goma y una blusa metida por dentro". Aquella visita fugaz fue la última que recuerdan en Bonete. Pero el paso de los años, varias décadas, no han borrado todavía de la memoria de Rosario Ortuño y de otros boneteros la presencia de una estrella de Hollywood en el pueblo, en la casa del médico. ¡Qué cosas! The End.