Armando del Moral, un albaceteño en la Meca del Cine
Nacido en Albacete en 1916, tras la Guerra Civil se marchó de España, y terminó en Los Ángeles, donde fue uno de los impulsores de los Globos de Oro, como vicepresidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood

La mítica Blossom Ballroom lucía como siempre aquel 16 de marzo de 1949. Glamour por todos sus rincones, como cuando 20 años atrás fue el escenario de la primera noche de los Oscar de Hollywood. La cita, a las siete y media de una tarde en la que la primavera llamaba a la puerta. Pero desde mucho antes las limusinas y los deportivos hacían cola delante del vestíbulo del Hollywood Roosveelt Hotel de Los Ángeles. Nadie en ese escenario de vanidades, excesos y dólares quería perderse el acontecimiento, una nueva edición de los Globos de Oro, la sexta de unos galardones promovidos por los periodistas extranjeros afincados en la urbe californiana, quienes, en plena II Guerra Mundial, decidieron unir fuerzas y formar la Asociación de Corresponsales Extranjeros de Hollywood (HFCA), antecedente inmediato de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA).

Esa organización nació con el pretexto de formalizar su relación con los grandes estudios de la Meca del Cine, de tal manera que les abriera las puertas a la hora de concertar entrevistas con las grandes estrellas del momento, actores, directores, productores... No querían que se les tratara como periodistas de segunda en plena Edad de Oro de Hollywood. Y su lema, Unidad sin discriminación de religión o raza. Una declaración de principios que encajaba a la perfección con la idiosincrasia de Armando del Moral, vicepresidente en aquel momento de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood y popular periodista, no sólo en la costa californiana, sino en México entero, la tierra que apenas una década antes le acogió y le ofreció una oportunidad después de que tuviera que salir de su país en un exilio obligado tras la caída de Barcelona a manos de las fuerzas nacionales en esa guerra fratricida que se libró en España.
Mientras daba los últimos retoques a su discurso, tuvo tiempo, posiblemente, para, en un rápido flash-back, recordar algunos de los pasajes más dramáticos de su vida, los que hicieron de su existencia una carrera de obstáculos que pudo superar, no sin dificultad, pero con entereza y coraje. Armando del Moral nació el 15 de junio de 1916 en Albacete, y vivió en la calle Santa Quiteria, en el número 20, una barriada en la que aprendió a leer y escribir con un maestro apellidado Trigueros.


De una familia humilde, sus padres, el albacetense y comprometido anarquista Fulgencio del Moral y la cenizateña Domitila Vizcaíno, tuvieron una gran descendencia. Siento todavía un chaval, el activismo político de su progenitor les llevó a un destierro casi obligado, pasando por Xátiva, en Valencia, y Barcelona. En la capital catalana convivió con sus padres, su hermano mayor, Enrique, y tres de sus hermanos pequeños.
Cursó estudios en la Escuela Industrial de la Ciudad Condal, pero sus inquietudes políticas, influido por su padre, le empujaron irremediablemente a involucrarse en movimientos obreros, sociales y humanitarios, una perspectiva que a pesar de su brillante trayectoria profesional en el mundo del periodismo y del cine, nunca abandonó.
(Continuará)