Albacete 'estrenó' la radio en blanco y negro
La ciudad acogió la 'première' mundial de Historias de la radio, la película de Sáenz de Heredia que se convirtió en 1955 en uno de los fenómenos del cine nacional
La velada fue organizada por un incipiente Cine-Club de Albacete, sociedad cultural promovida por Matías Gotor y Perier, José María Blanc y José S. Serna
Fue el Gran Hotel el cine en el que se desarrolló el acto, en el que invervino, además, Juan Antonio Bardem, en las antípodas ideológicas del director de la cinta
Además, Radio Juventud de Albacete emitió por las ondas y en exclusiva la tercera de las historias que recoge la película
La radio, ese aparato que mandó durante décadas en los hogares de miles de albacetenses, se convirtió en el argumento de una de las películas mas exitosas del cine español. La radio en blanco y negro que presentó a los españoles el discutido -políticamente hablando- José Luis Sáenz de Heredia en la mitad de los años cincuenta hizo de esta ciudad protagonista del celuloide patrio. Y es que por obra y gracia de un incipiente, a la vez que pujante, Cine-Club de Albacete, el Gran Hotel tuvo la dicha de ser la pantalla por la que el jueves, 16 de junio de 1955 se pasó por primera vez en primicia mundial la popular película Historias de la radio, patrimonio de la nostalgia más abigarrada de esa pasión por las estrellas del micrófono de aquel entonces, desde Bobby Deglané y su Caravana fin de semana a las populares radionovelas de Guillermo Sautier Casaseca o los discos dedicados, amén del obligado Diario Hablado de Radio Nacional.
El caso es que Sáenz de Heredia aceptó de buen grado la invitación que le cursó la Sociedad Cine-Club de Albacete con apenas con unos meses de vida -en concreto, echó a andar el 19 de marzo de ese 1955-, entidad cultural de primer orden que se puso en marcha con el respaldo del Ilustre Colegio de Abogados de Albacete, del que era decano Matías Gotor y Perier, y al frente de cuya comisión organizadora se encontraba el popular escritor y letrado José S. Serna, con la imprescindible colaboración del también abogado y poeta José María Blanc, por cierto, en cuya casa de la calle Salamanca podían retirar los "señores socios" las invitaciones. También en la cafetería del Capitol se entregaban las tarjetas para esta cita cultural.
La prensa local, La Voz de Albacete, anunció con varios días de antelación la buena nueva, la "sesión extraordinaria" del Cine-Club de Albacete, en la que junto a la proyección de Historias de la radio, Sáenz de Heredia ofrecería una conferencia sobre El cine español. Y con alguna sorpresa añadida. La expectación fue máxima.
Apenas unas horas antes de que el director madrileño llegara a la ciudad, La Voz de Albacete publicó una extensa carta de Antonio García Franco en la que, además de subrayar que era un seguidor de su trabajo -recordaba películas anteriores de Sáenz de Hereda, como Patricio miró a una estrella o Todo es posible en Granada-, le solicitaba para el cine español "una mayor ambición, un cine con perspectivas, un cine profundo, humano, sencillo y con raíces propias, dejando ya de un lado el enclenque, enteco, absurdo y ñoño en que está encallado nuestro cine actualmente". Eso sí, le rogaba que no se lo tomara como un reproche y le invitaba a realizar cambios profundos en la cinematografía nacional.
La crónica del acto no dejaba lugar a dudas sobre la excelente acogida del film, que hay que ver alejado de cualquier condicionante ideológico por mor de su director y guinista, más bien, como una foto fija del momento y de una España que buscaba en las ondas y en la pantalla una realidad distinta a la que se encontraba en su día a día.
"La velada extraordinaria del Cine-Club constituyó un rotundo éxito", rezaba el 17 de junio, viernes, el titular de La Voz de Albacete, con un subtítulo para apostillar tal emoción periodística que apuntaba: "Brillante conferencia de don José Luis Sáenz de Heredia".
Responsables del Cine-Club, con el director Sáenz de Heredia -detrás de quien entrega las flores-, su esposa y la colaboradora del cineasta madrileño. / POR GENTILEZA DE AYERES
La presencia del cineasta que rodó para el dictador Raza o Franco, ese hombre, comenzó con una cena en el restaurante del cine Capitol, un ágape al que asistieron los integrantes de la Junta Directiva del Cine-Club de Albacete y "un grupo de amigos". Ya, a los postres, el director madrileño recibió una memoria de las actividades de la sociedad cinematográfica capitalina. Acompañado de su esposa, Ascensión Casado, y de su "constante colaboradora"-, la montadora Sara Ontañón -ambas damas recibieron sendos ramos de flores-, el director se dirigió desde el popular restaurante del Altozano -entonces, plaza del Caudillo-, aquel en el que en su fachada lucía ese inolvidable letrero de Anís Chispa, de Rute, en Córdoba, hacia el Gran Hotel, la sala escogida para la première. Y es que este cine de Pérez García, además del Productor y del Instituto de Enseñanzas Medias, fueron las salas en las que proyectó sus películas el Cine-Club, en el que, por cierto, realizó una intensa labor el cineasta José María Berzosa, albaceteño que tuvo que exiliarse a Francia por la dictadura.
Una vez en el Gran Hotel, y pasadas las 23,15 horas de ese jueves casi estival arrancó el acto con unas "clarísimas y breves" palabras del director, que tuvieron su contestación con las realizadas por otro director, sí, porque en la sala, según afirman las crónicas, estaba también Juan Antonio Bardem, en las antípodas ideológicas del realizador de Historias de la radio. Pues resulta que las declaraciones del director de Muerte de un ciclista fueron calificadas de "contundentes y pesimistas". En fin, no es de extrañar. Su visión de la cinematografía nacional y, por supuesto, del país no podía ser otra.
"El señor Sáenz de Heredia hizo una hábil justificación del bajo nivel del cinema español, extendiendo esta mediocriedad a las restantes actividades de la nación menos propicias a comparaciones", y señalando, entre otras cosas, al doblaje como culpable, indicaba la noticia de La Voz de Albacete, reconociendo la labor de los cine-clubs- También se mostró partidario de la participación "activa" de estas asociaciones culturales en la censura oficial. En su alocución no faltaron las alusiones a la carta de Antonio García Franco, además de una colección de comentarios "ingeniosos".
Los aplausos que recibieron la intervención del cineasta y la película fueron notables, una cinta de la que, explicaba el rotativo albacetense, "es un fidelísimo reflejo de la sensibilidad y experto conocimiento de su oficio de realizador. Mucha influencia del neorrealismo italiano -¡qué mejor influencia!-, aunque el afán de concluir las anécdotas sin dejar ningún cabo suelto le restan realismo".
Le dedicó el periódico albacetense adjetivos más que positivos a la fotografía y, por supuesto, al plantel de actores, una colección de estrellas del cine ibérico, entre las que destacaba Pepe Isbert, madrileño de nacimiento, aunque tarazonero de corazón. Pero había muchos más actores en el cuadro artístico de esta producción a la que el Círculo de Escritores Cinematográficos concedió su medalla al mejor argumento original, una lista interminable: Francisco Rabal, Margarita Andrey, Xan das Bolas, Alberto Romea, Guadalupe Muñoz Sampedro, José Luis Ozores, Adrián Ortega, José Orjas, Tony Leblanc,Juanjo Menéndez, Rafael Bardem, Nicolás Perchicot, Pedro Porcel, José María Lado, Ángel de Andrés... y Bobby Deglané.
El periodico concluía su crónica felicitando a la Junta Directiva del Cine-Club de Albacete por la organización de esta sesión, "que ha constituido un auténtico éxito para los organizadores y que tanto contribuye a levantar el nivel intelectual de nuestra ciudad".
Y junto a esta noticia, la columna del periodista León Cuenca, que en su Perfil del Día publicado tras la primicia cinematográfica, daba con cuatro pinceladas su particular visión de lo acontecido, y sin esconder su pasión por la radio. "La radio constituye en la actualidad algo de una transcendencia casi insospechada. Porque desde que le hemos dejado el mejor rincón de nuestra casa para que desde allí conviva con nosotros, dialogando con el espíritu en los momentos en que precisamos el consejo de la música, o nos distrae en los instantes de mal humor, o nos proporcione bonitos regalos, y hasta la fama y la popularidad, indudablemente la radio constituye un mundo en suma, que forma parte de nuestra propia existencia, lo mismo que el mejor de los amigos".
"Viendo la película de Sáenz de Heredia, Historias de la radio, lo comprende uno mejor. Pues burla, burleando en el mejor tono poético y artístico, este genial director español nos ha mostrado la vida, la vida española, a través de su relación con la radio, dando a la radio categoría de personaje principal de un film donde no sabe uno que admirar más, si la exacta realidad de las escenas que se sucede, el fino humor con que se enfocan muchas cosas de nuestra propia existencia o esa línea de ternura y poesía que flota en cada una de las secuencias del film", apostillaba el maestro de periodistas.
Tras recordar la elección de Albacete para la presentación de la película -de las más taquilleras en 1955, aunque por detrás de la mítica Marcelino, pan y vino, que se proyectó desde el 20 de junio de 1955 en la ciudad, en el Teatro Circo-, subrayó la calurosa acogida que le brindaron los aficionados de la capital, y eso, a pesar de su fama "de frío y de regatear sus aplausos", augurándole "éxitos sin precedentes", y no solo "en nuestra patria, sino más allá de las fronteras".
Fue prácticamente el punto final de la temporada del Cine-Club, y de la que La Voz de Albacete hizo balance días después, poniendo el acento en los problemas que la censura puso para la proyección de otras cintas cedidas, por cierto, por sociedades similares o por las embajadas de otros países.
En Radio Juventud
No obstante, los ecos del estreno de Historias de la radio fueron más allá, porque en Albacete se produjo otro acontecimiento de índole nacional. Sí, porque por gentiliza de Chapalo Films productora de la cinta, y del propio Sáenz de Heredia se emitió un programa especial en Radio Juventud de Albacete el domingo, 19 de junio, en la sobremesa, en torno a las 15.30 horas. La prensa dio cuenta del acontecimiento indicando que se trataba de una "exclusiva especial para la emisora del Frente de Juventudes".
En concreto, Radio Juventud emitió la tercera de las historias que incluye la película, lo que despertó "una gran expectación en los medios cinematográficos, y entre todos los aficionados al cine". Y así, los albacetenses que a esa hora tenían pegado el oído al receptor pudieron escuchar ese cuento en el que un maestro de pueblo, el interpretado por Alberto Romea, se presentaba a un concurso de radio porque necesitaba dinero para llevar a un alumno a una importante operación en el extranjero.
Un cuento radiofónico trágico, pero con final feliz
El
subdirector de Radio Albacete, Jesús Cuevas, recibió el premio
Ondas por mantener la emisión durante el parte de Radio Nacional de
España a pesar de que había sido apuñalado por un perturbardo apenas una semana después del estreno en la ciudad de Historias de la radio
La radio marcaba el devenir de los albacetenses en esos años 50. La música, los concursos, el teatro radiofónico... Una manera de entretenimiento similar a la que pocos años después comenzó a ofrecer la televisión, pero en la que la imaginación y las precisas voces de los locutores eran los protagonistas. Grandes profesionales hacían en aquella época una radio de tremenda calidad teniendo en cuenta los medios de los que se disponían. Y su dedicación era total. Que se lo digan a la familia Cuevas, uno de cuyos más destacados integrantes, Jesús Cuevas López, fue noticia nacional precisamente por su alto grado de compromiso en el cumplimiento del deber, y que le valió, de hecho, uno de los casi recién nacidos premios Ondas de 1955. Apenas unos días después del estreno de Historias de la radio se produjo en la ciudad un luctuoso suceso que hubiera dado, sin duda, para un relato para este cuento radiofónico que filmó Sáenz de Heredia, y con final feliz, como le gustaba al director madrileño.
Fue el sábado, 25 de junio de 1955. En los estudios, entonces, de Radio Albacete, en el Pasaje Lodares, se disponía a cerrar la emisión Jesús Cuevas, subdirector de una emisora familiar, la que fundó en 1934 su padre, Augusto Cuevas Belmonte, como EAJ-44, y en la que se involucró todo el clan, incluida la matriarca, doña Lola, y sus hijos, Antonio, el primogénito y director, José Luis, Jesús y Augusto.
Pues bien, según nos recuerda la hemeroteca -la noticia salió de las fronteras albacetenses, y hasta el diario ABC se hizo eco de la misma-, cuando la emisora difundía el Diario Hablado de Radio Nacional de España, un perturbado llamó al timbre de la emisora. "Cuevas, que estaba solo -hacía pocos minutos que había terminado su turno Rosa Francoso-, salió a abrir y el agresor, sin mediar palabra se abalanzó sobre él y le apuñaló en el tórax. Cuevas, desangrándose, tuvo el coraje de no interrumpir la emisión y cuando acabaron los himnos que cerraban el noticiario abrió el micrófono y pidió auxilio", recordaba en unos completos artículos en el diario La Verdad el periodista José Sánchez de la Rosa.
El agresor en cuestión, de nombre Pedro Sánchez, y exempleado de Correos, había recibido poco tiempo antes el alta en un centro psiquiátrico. "Cuando fue detenido dijo haber oído por la mañana la canción A lo loco que estaba de moda y la consideró un insulto personal por lo que decidió vengarse", recordaba el también cronista de la villa, Sánchez de la Rosa.
Jesus Cuevas, que solicitó auxilio a través de las ondas, fue trasladado a la clínica del doctor Gaspar Huelbes, que, no sin dificultades, logró salvarle la vida. El destrozo era de órdago. El parte médico hablaba de una herida en el hueco epigástrico, con dirección ascendente hacia la derecha y abertura del saco pleural, lesiones que según el teletipo de la agencia Cifra, fueron calificadas de "graves".
Todo lo que rodeó a este suceso fue tremendo. Desde el grito desgarrador del herido al espanto que causó la extraña emisión a los oyentes de Radio Albacete, o a la rápida reacción de los vecinos de la emisora, que avisaron a los servicios sanitarios y a las fuerzas del orden con la máxima celeridad que les fue posible.
Jesús Cuevas se sobrepuso. Su gesto, además de valerle ese premio Ondas, le aportó numerosas felicitaciones, incluida la del director general de Radiodifusión, Jesús Suevos, amén de un sinfín de llamadas en la emisora, en La Voz de Albacete y en el sanatorio del doctor Huelbes.
Desde luego, una historia de la radio para contar y recordar en un año en los que premios Ondas -fue la segunda convocatoria desde su creación en Radio Barcelona por parte de su director, entonces, Manuel Tarín Iglesias- reconocieron el trabajo de grandes personajes de la radiodifusión, desde Matilde Conesa a Carrusel -el programa deportivo-, pasando por José Luis Pécker, Tip y Top, el padre Peyton, Cayetano Luca de Tena, Matías Prats, Federico Gallo Lacárcel -quien terminó años después como gobernador civil en la provincia albacetense- o Joaquín Soler Serrano, entre otros muchos.eius.